sábado, 20 de septiembre de 2014

SOMOS ASÍ


Lugar
A la inmensa mayoría de los venezolanos  nos unen una cultura, una identidad, un modo de ser nacional. Los regionalismos nos condicionan cada vez menos. Culturas regionales y locales  tienden a fundirse en la nacional. Salvo las económicas, no nos separan diferencias insalvables. Las comunicaciones físicas y mediáticas favorecen  la propagación de contenidos culturales entre regiones. Gozamos de inmensa  movilidad geográfica. Ello atenúa  diferencias entre lo urbano y lo rural.  Los inmigrantes o sus descendientes conservan muchísimos  rasgos  del país de origen. Tantos como los que comparten los habitantes de nuestras fronteras con sus vecinos.

Sociedad
Parecemos  extrovertidos,  gregarios, solidarios, igualitarios. Preferimos el disfrute colectivo al  privado. Disfrutamos de fluida movilidad social. Ello atenúa las diferencias culturales entre nuestras clases. Nuestras mayorías no discriminan  por la procedencia étnica, clasista, regional o nacional. Nuestras familias son extensas  y matricéntricas. Perduran rasgos de sexismo y  machismo. Persiste la violencia intrafamiliar.
Desaparece el rol subordinado de la mujer, con variantes según  estratos,  clases sociales, regiones.

Economía
Una historia de conquista, esclavitud y explotación no propicia que valoremos al trabajo como principal medio para obtener recompensas y progreso. Laboramos apasionadamente en lo que nos interesa. Confiamos demasiado en la suerte, el envite y el azar. Nos cuesta mantener proyectos a largo plazo. El lavado de cerebro mediático ha implantado el consumismo con variantes según estratos,  clases, regiones. Somos pródigos y generosos. Nos endeudamos sin prudencia.  Nos motivan la sociabilidad, la autorrealización y el poder, en ese orden. No sabemos si el petróleo es maldición o bendición.

Política
Creemos en la Patria, la Nación y el Estado, en ese orden. Sólo confiamos en la autoridad de la competencia demostrada. Elegimos gobernantes cuando creemos que se nos parecen.  Somos a veces más personalistas que legalistas.  Desconfiamos de las instituciones. Conocemos algo nuestros derechos. Algo menos nuestros deberes. Cada vez interpretamos mejor los conceptos de democracia, república, soberanía, legalidad, responsabilidad administrativa.

Seguridad
Los medios han multiplicado la idea de que vivimos una cultura de la violencia. Pocos sabemos que la tasa real y verdadera de homicidios medida por el MPPIJ es casi la mitad de la tasa de “percepción” de asesinatos percibida por el INE. No confiamos totalmente en  los cuerpos del orden público. Sabemos que algunos países nos pueden hacer la guerra. Tememos  una agresión imperial. No todos sabemos cómo enfrentarla.

Integración
Son muy variadas nuestras percepciones sobre los vecinos latinoamericanos. Cada vez tenemos más conciencia de nuestras similitudes que de nuestras diferencias.
Somos tolerantes con las migraciones. No somos prepotentes en la valoración de nuestra Patria. Cada vez estamos más conscientes de su papel en la comunidad internacional.

Cultura
Respetamos la tradición, pero amamos el cambio. Los  medios de comunicación nos influyen, pero no nos gobiernan. Valoramos la cultura, la ciencia, la educación. Nuestra  enseñanza promueve cada vez más el sentimiento de nacionalidad. No siempre imparte conocimientos, habilidades, destrezas adecuadas a las necesidades reales del país. Presumimos de un gran sentido del humor. Mantenemos las  creencias populares, admitimos las religiones distintas de la católica.  Somos creyentes, pero poco practicantes.  Creemos en Dios, pero no en las jerarquías eclesiásticas. Cada vez consumimos más bienes culturales. Tenemos una prodigiosa capacidad para la improvisación. Cada vez pensamos más que nuestra cultura debe ser original,  mestiza, cada vez nos preguntamos más quiénes somos. Cada vez más sabemos que las suposiciones  anteriores no pueden ser aceptadas sin que las validen investigaciones científicamente irreprochables. 

 (TEXTO/FOTOS:LUIS BRITTO)

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El Imperio Contracultural: del Rock a la Postmodernidad:
El pensamiento del Libertador: Economía y Sociedad:


LA ORGÍA IMAGINARIA/EL PÁJARO



La esfera de fuego que está más allá de la esfera de las
estrellas fijas, y que envuelve el infinito.
Leonardo: Codex Hammer.

El día que el Gran Pájaro alzó el suelo desde la colina de Locarno, una nube en forma de montaña grandísima, rocosa, salpicada de bocas de cueva —pues los rayos del sol, tirando a rojo, teñían la nube, coloreándola— atraía a las nubecillas en torno, mientras ella permanecía en su sitio, conservando aún destellos de luz. Leonardo dirigió hacia ella su frágil ingenio volador, cuya estructura tan sutil parecía hecha de intelecto puro. A esta altura del aire, Leonardo verificaba de una sola ojeada sus intuiciones sobre la masa atmosférica, que con su velo a la vez nos muestra y nos cubre los objetos, revelándonos la distancia, y reconstruía la historia de los estratos geológicos sobre los cuales hombres y cabras se afanaban como pulgas de agua sobre un oleaje de montañas que tardaban eternidades en alzarse y caer. Su sombra era una mancha cada vez más ínfima y transitoria, a medida que las alas hechas de geometría lo arrebataban hacia la volcánica luminosidad de la nube y hacia el temblor de los astros, en los cuales intuyó mundos
poblados, sobre los cuales hombres hechos de putrescible materia y de mecánicos tendones descifraban las cantidades matemáticas de natura,
y fornicaban para eternizar sacos de excrementos y vientres que eran sepulturas de animales muertos. El vuelo lo llevaba hacia las sombras, de las cuales sabía Leonardo que ofrecen en la lejanía un azul más bello, porque se ve más el color de las cumbres que el aire que las circunda.
A medida que ascendía, Leonardo vio a su alrededor el aire tenebroso, y el sol, cayendo sobre la montaña, más luminoso que en los valles
de la llanura, porque en la cumbre el aire era más transparente que en cualquier otra parte. En el momento en que la última luz incendió la cima del monte haciéndolo parecer desde lejos un cometa, sintió Leonardo concluido el devenir y establecida la justa distancia de las cosas, cuyos emblemas había desarrollado en los rigores del análisis y los velos de la perspectiva aérea. Rodeado de objetos y paisajes siempre remotos, en una metafísica distancia. Lejos de avanzar hacia ellos, permanecería anclado en ese instante, cuya plenitud hacía innecesaria toda perduración. Desde entonces determinó realizar todas sus obras en materiales deleznables, que las fueran librando a la
llamarada del tiempo, y torcer la posibilidad de todas sus invenciones, fundándolas en principios quiméricos, que las convertirían en fiascos.
Toda su escritura sería indescifrable y sus secretos se perderían. Porque la perfección de toda forma es incomunicable. Y el más perfecto vuelo deja apenas el rastro de un ave. 

La luz ahora se extinguía en la cumbre. Una tardía noche encenagó los cuernos del monte, entre los cuales, en algún momento de la eternidad, había pasado un pájaro.
(TEXTO: LUIS BRITTO/ IMÁGENES: CODEX DA VINCI)